Hace unas semanas, el Banco Mundial presentó su informe “Resurgir fortalecidos: Evaluación de pobreza y equidad en el Perú”, en el que analizan el avance de la pobreza y desigualdad en el país en los últimos años, así como el retroceso que han ocasionado la pandemia de COVID-19 y la alta inflación.
Recientemente, se dio inicio al año escolar 2023, el segundo presencial desde que inició la crisis sanitaria por covid-19.
La crisis de la Covid-19 generó impactos negativos sobre el turismo en la región debido a las restricciones de aislamiento social obligatorio.
Uno de los desafíos más grandes que enfrentan las nuevas gestiones regionales y locales es invertir mejor los recursos públicos.
La pandemia de la COVID-19 y la consecuente crisis económica que generó afectaron de gran manera al mercado laboral peruano, tanto formal como informal.
El Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC) fue elaborado en el 2019 por el gobierno con el fin de priorizar proyectos de infraestructura que eleven la productividad y competitividad de las regiones del Perú.
Al tercer trimestre del 2022, la actividad productiva en el Perú creció 2.9 % respecto al año anterior.
Las brechas laborales entre hombres y mujeres persisten en el Perú, a pesar de los avances alcanzados en materia de derechos, educación y salud.
En los dos últimos años, la inclusión financiera probó ser un mecanismo útil para evitar la propagación del COVID-19 al facilitar el acceso a los bonos entregados por el Estado y al crédito.
Según la Encuesta Nacional de Hogares, durante el 2020, Pasco fue la única región cuyo nivel de empleo aumentó pese a la pandemia.